jueves, 5 de mayo de 2016

La "belleza" creada por Disney

Hace un par de días, cuando me encontraba haciendo una tarea sobre análisis semióticos en las películas modernas, me encontré en otro momento de catarsis. Donde descubrí otro tipo de tragedia, pero en este caso es sobre una serie de temas que cualquier otro consideraría felices o infantiles. Ya que todas las películas, series de televisión o libros creados para niños forman un serie de características sobre como debería ser una mujer bonita, guapa o bella.

En las películas animadas de Disney en el periodo de 1995-2010, es evidente la creación única de los arquetipos femeninos. Más que nada, todas se encuentran en forma de "princesas", con mucho maquillaje y las clásicas facciones, que desde niños, nos forman una visión de lo que es bello y lo que no.

Lo impactante, es que en todo momento utilizan algún tipo de maquillaje. Lo cual, en un sentido alegórico, me indica a pensar que debajo de esa mascarada de productos hay una mujer tan simple como las demás. Maquillaje=Estatus

No obstante, esta formación constante de la hermosura en los personajes femeninos son lo que configura en nuestro subconsciente esta ridícula impresión de que una mujer necesita tener: pestañas largas, uso de labiales llamativos, un peinado extraordinario constante, aretes, joyas y pulseras de diamantes.

Pero sobre todo la clásica barbilla puntiaguda, los ojos grandes (preferentemente claros), un cuello largo, cuerpo esbelto con un busto poco pronunciado, pómulos ovalados y planos, sin ningún tipo de arruga o imperfección y piel de tez blanca. Todas estas características resumen a la típica mujer ideal en términos de apariencia física.

Lo que es aborrecible de esta materialidad, es que estos estereotipos se inculcan a los infantes desde edades muy tempranas, lo que les provoca tenerlas en un tipo de pedestal, o simplemente como una figura prominente con la que comparar a cualquier otra mujer con la que se encuentren. Son el punto de referencia y contraste a la que se somete toda fémina al ser vista por ojos de ambos sexos.

Sin embargo, lo mismo le sucede a los hombres. Ya que también existe la figura del príncipe azul la cual igualmente es fabricada en películas y series de dibujos animados manufacturados por Disney.

En esta entrada solamente analizo los rasgos físicos, pero la figura del principe azul también incluye actitudes como honorabilidad, nobleza, humildad y solidaridad. Y por supuesto la falsa concepción de caballerosidad.
En el caso de los hombres son mucho más marcados los atributos físicos. Siempre son facciones rectangulares en el rostro, una barbilla cuadrada o partida, con cachetes pronunciados, ojos verdes o azules, peinados estandarizados de acuerdo a su región, clavículas que resaltan gracias a un cuerpo musculoso, un abdomen marcado y pectorales voluptuosos.

El clásico caballero con armadura resplandeciente...

Y tanto las princesas como los príncipes de Disney tienen esta fisionomía en común. Y desde que surgió la globalización y los medios de comunicación masivos, las mujeres y hombres se califican de acuerdo con  esta clase de personajes. Sin embargo, esta comparación se lleva a cabo de manera inconsciente.Y por ende se fabrica la falsa idea de que los gustos son intrínsecos de una persona o que se "desarrollan" con el tiempo.

Para solidificar mis argumentos, verán que las primeras diez mujeres en el conteo hecho por la página web AskMen sobre las mujeres más deseables del mundo, portan los rasgos que ya les mencioné sobre las princesas. Aquí está el link de todo el "concurso de belleza":
 http://www.askmen.com/specials/2014_top_99/1-emilia-clarke.html

Alison Brie. Terminó en el segundo lugar del certamen y cumple con casi todos los requisitos ya mencionados de las princesas. Ojos azules, labios sustanciosos, piel clara, cachetes llanos, nariz chata y cuello largo. Una belleza total en términos modernos.
Empero todas las características ya mencionadas en el físico de ambos sexos crea, desde una edad temprana, una proclividad hacia los estereotipos de los dibujos animados. Solo imagínense una utopía donde el rostro y figura no imperen en las relaciones amorosas. Es casi imposible concebir una sociedad así. Los gustos los confeccionan los medios de entretenimiento.

Por lo que las personas menos "agraciadas" o "feas", están condenadas al rechazo social por el simple hecho de no coincidir con las clausulas impuestas por compañías como Disney.  La inocencia de un infante se pierde el minuto que comienza a ver Cenicienta o Blancanieves. Eso, mis queridos lectores, es la trágica realidad que no tuvimos oportunidad de decidir.

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